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13 de agosto de 2018

Tangos raperos: la música porteña se nutre de las rimas filosas del hip hop

Tango Freestyle y Calavera Acid Tango, dos de los exponentes de la nueva tendencia que cruza el dos por cuatro con el hip hop

El mestizaje del tango con otros lenguajes es una constante en la historia del dos por cuatro. Como la mayoría de las músicas, el tango es un género mestizo desde su creación. Es cierto que ha tenido momentos de evolución endógena (si el término científico cabe en este caso): aquella de sus años dorados, los de gran popularidad y crecimiento exponencial de cantores y orquestas. Pero toda regla tiene su excepción, porque ya en esos años de la década del cuarenta Sebastián Piana creó la Orquesta Típica Candombe (es decir: el maridaje de una orquesta de tango con una cuerda de tambores). Un par de décadas después, Piazzolla se acercó al jazz; Rovira, a la clásica; algunos músicos del rock (Almendra, por caso) dejaron colar aromas tangueros en sus canciones; la fusión rioplatense se nutrió de tango, y la electrónica también echó mano del bandoneón, como gesto finisecular. Hoy, el hip-hop es una cultura urbana en expansión y refleja naturalmente códigos en común con el tango.

En sus discos Tangos libertarios y Cruces urbanos, el Quinteto Negro La Boca explora ese diálogo del tango con otras culturas urbanas. Con la rapera Malena D'Alessio (Actitud María Marta) iniciaron una sociedad artística que tuvo sus frutos en los temas "Patagonia rebelde" y la versión rapeada del clásico "Desencuentro". El resultado fue tan bueno que ahora están trabajando con Miss Bolivia, otra referente del género, para hacer una versión tangueada de la canción "Paren de matarnos".

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"No somos pioneros, pero hace tiempo que estamos trabajando en estos cruces. Con Malena empezamos a trabajar para nuestro segundo disco, de 2011. También hicimos otros cruces con el grupo Fauna y con Protestango, que es como un Manu Chao del tango-rap. Creo que el punto en común que surge entre los dos géneros tiene que ver con esa tensión social que reflejan de forma más directa las letras del rap y esos nuevos lunfardos que representan las culturas urbanas actuales", cuenta Pablo Bernaba, bandoneonista, compositor y arreglador del quinteto, que fue fichado por Sony Music.

Para Mario Rizzo, bailarín del proyecto Tango Freestyle, que se presentó este fin de semana en la Usina del Arte como parte de la programación del festival, esta movida tiene sus inicios en el año 2000, cuando aparecen las primeras agrupaciones de tango electrónico. "El tema 'Miles de pasajeros', del colectivo Bajofondo, fue uno de los primeros en trabajar con el hip-hop. En mi caso, siempre fui bailarín de hip-hop desde los 13 años, pero en 2000 empecé a bailar tango en pareja y en paralelo apareció toda una nueva movida, con grupos que fusionaban el tango con la electrónica y otros bits, como Narcotango, Tanghetto, Otros Aires y, por supuesto, Bajofondo y Gotan Project. En ese momento empecé a explorar en ese cruce del baile hip-hop con el tango".

Algunas de estas experiencias de cruces urbanos se reflejan este año en la programación del Festival de Tango. Anteayer, dentro del panorama milonguero de esta sede del festival, se programó a Calavera Acid Tango -dúo joven que integran Pablo Recanatini (bandoneón) y Nicolás Dworniczak (piano, sintes y vocoder) y que se dedica al tango electrónico- y el proyecto Tango Freestyle. "Nosotros armamos un trío con Mario Caiaza y Yasmin en el que empezamos a trabajar en el tango freestyle, que no es otra cosa que improvisar, como se hace en el baile de tango. A esto se sumaron los Calavera Tango, que hacen música electrónica y hip-hop", agrega Rizzo.

Hoy, a las 18, en la Sala de Cámara de la Usina del Arte, será el turno de Tango Feat. Arte en Barrios. Un grupo de tango, el de Gabriel Merlino, que medirá fuerzas con las propuestas de rap que desde el programa cultural Arte en Barrios traerán César Benítez (Lobo Mc), El Protagonista y la banda de rap Clan Oculto. Además, habrá shows de los ganadores del concurso Hip Hop Tango.

"Es natural que empiecen a surgir algunas cosas, porque los pibes de hoy están muy enganchados con el rap. El tango, que es un género under, también se empieza a mezclar con esa escena. Son los sonidos de la ciudad que forman parte de la misma movida independiente que inevitablemente se cruzan. Por eso hay mucha más fusión. Todavía hay prejuicios en el tango alrededor de estas propuestas, pero empiezan a aceptarse de a poco", asume Bernaba, en su rol de creador de sus propias movidas de autogestión con su grupo.

Quizá todavía haya gente que haga divisorias de aguas entre lo que es tango y lo que no. Ástor Piazzolla siempre buscó dentro de sí y fuera de los límites del género. Y pagó su precio. Su actitud, tanto como su música, propició que músicos que hablaban otros idiomas se acercaran al tango. Y él les abrió la puerta, como hizo con Gerry Mulligan, a mediados de los setenta, cuando el saxofonista interpretó la obra de Ástor junto al bandoneonista para el disco Summit.

Diez años después, Ástor les regaló a los integrantes del grupo Nuevos Aires el tema "500 motivaciones", porque creía que las nuevas generaciones lo tocarían mejor que él. Una especie de pase de posta o de esperanza en el rumbo que podría tomar la música de Buenos Aires a partir de su música. Lo más curioso es que Nuevos Aires no era un grupo tanguero.

 

                  Acá todavía se sigue discutiendo si Piazzolla es o no es tango.
                                     
                                                                     Mario Rizzo

 

El bailarín Mario Rizzo dice que la antinomia sobre lo que es o no tango sigue sobrevolando todo el ambiente de las milongas. Su propuesta busca expandir los límites y agregar otros colores a un circuito que en Europa es moneda corriente. "Acá todavía se sigue discutiendo si Piazzolla es o no es tango, mientras que en el mundo se baila el tango con otras fusiones, como la electrónica y el hip-hop. Hay neomilongas donde te pasan tandas para bailar con electrónica. Acá falta que los bailarines y DJ apoyen definitivamente esa apertura. Estamos pisando el 2020 y en las milongas seguimos bailando lo mismo que en los años ochenta. Nuestra generación quiere mostrar que se puede hacer algo diferente. Se trata de sumar y que no deje de ser tango. Que la evolución vaya para algún lado. El cambio tiene que venir".

 


El tango ama a Seru Giran
Los 40 de Seru es un disco de homenaje, de próxima publicación, a propósito de las cuatro décadas que se cumplen de la edición del primer álbum de Seru Giran, la banda de Charly García, David Lebón, Pedro Aznar y Oscar Moro. ¿El álbum es un tributo a ese disco? No, pero como bien lo aclaró de entrada Julián Hermida, el responsable del proyecto, durante esa especie de preestreno en vivo del álbum que se realizó anteayer, en la Usina del Arte, "la excusa termina siendo una mentira para tocar esta música". Porque el proyecto incluye canciones de todos los discos, en las voces de cantantes del tango y de otras latitudes musicales, como Alicia Vignola, Chino Laborde, Victoria Di Raimondo y Germán "Cóndor" Sbarbati.

La mentira no solo se disculpa. También se agradece. Seru Giran fue una de las agrupaciones más notables (si no la más notable) de toda la historia del rock argentino. Como la mayoría de sus integrantes eran solistas (o estaban en vías de serlo), el producto final se potenció con la influencia de cada uno de ellos, aunque la presencia de Charly García fuera determinante en algunos aspectos. Existió entre 1978 y 1982, y tuvo un fugaz regreso en 1992. De los primeros cuatro años quedaron cuatro discos memorables.

¿El homenaje que muy pronto llegará al disco es tanguero? No de manera excluyente. Está pensado desde una orquesta de cuerdas a las que se suman un piano y un bandoneón. En algunos casos, no en todos, los arreglos tienen formas tangueras. En otros, solo se subrayó alguna aproximación que las canciones originalmente tuvieran hacia el género. Afortunadamente, Hermida actuó con la suficiente inteligencia como para no forzar situaciones. Fue así que temas como "Peperina" o "Cinema verité" estuvieron más emparentados con el tipo de orquestaciones que algunas populares sinfónicas han hecho de los temas de las bandas de rock (destacar las melodías y arroparlas con las cuerdas, sin cambiar la concepción rítmica) y otros sí, como "Viernes 3 AM", definitivamente tuvieron su versión tanguera. En general, todo lo que se pudiera llevar a la acentuación sostenida o, al revés, al rubato tanguero daría mejor resultado. Y así fue. Lo demás fue hacia la representación camarística de las formas originales. La música de Seru Giran no es sencilla de trasladar, a menos que se trate de una reducción al piano o a unos pocos instrumentos. Es -junto a un par de los proyectos de Luis Alberto Spinetta, Invisible y la primera formación de Jade- uno de los grupos más sofisticados que ha tenido hasta hoy el rock vernáculo. Además, perteneció a una época en la que buena parte de la música popular no se escribía solo a base de estrofas y estribillos para canciones de tres minutos. Tenía otros cambios rítmicos, armónicos y varias partes musicales. De ahí que, como sucede con la música clásica, si se reemplazan o extraen fragmentos, el tema se desnaturaliza.

Aun ante el riesgo de que la marcación de toda una sección de contrabajo, chelo, viola, primeros y segundos violines no tuviera la potencia de una batería, o que el bandoneón no se aproxime al ataque de una guitarra distorsionada, la opción de conservar la naturaleza de las canciones fue la más acertada. Era eso o una versión totalmente libre. Y el público se fue contento. El clima que se vivió desde que comenzó el primer tema hasta el final fue muy especial y único, si se lo compara con otros conciertos en el auditorio principal del Festival de Tango.

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