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TECNOLOGIA

9 de octubre de 2017

Impresoras 3D, un negocio que no para de crecer

El inventor es argentino y destaca los beneficios de su utilización, entre los que se destacan el bajo costo de los materiales. 

La impresión 3D es una tecnología que tiene un potencial inmenso. Gino Tubaro, joven inventor argentino, opina que “las impresoras son una herramienta que tienen mucha potencialidad y hoy se está trabajando mucho para su evolución”, al hacer referencia sobre el presente de esta tecnología. El joven, que aún tiene muchos inventos por desarrollar, explicó los distintos beneficios que tienen las impresoras 3D.

Por un lado, el costo de los materiales es bajo, ya que con un kilo de ácido poliláctico, que cuesta alrededor de 250 pesos, se pueden hacer cuatro prótesis de manos. “Nosotros hacemos un montón a muy poco precio”, dijo Tubaro, al hacer referencia al material con el que trabaja. Otra de las ventajas es el fácil transporte de los modelos. “Uno envía un archivo a través de Internet, lo descarga y lo imprime directamente. No se transporta la materia en el espacio, se transportan ‘unos y ceros’ en forma codificada”, especificó.

Sin embargo, la impresión 3D acarrea el temor de la piratería. Hoy uno puede imprimir prácticamente todo, y las barreras del copyright se desdibujan. Horacio Roberto Granero, abogado especialista en Derecho de Alta Tecnología, remarcó que “se da un caso muy particular, porque permite reproducir objetos corpóreos”.

Las impresoras 3D pueden fabricar algo que tiene una marca, una patente o está registrado, lo que se podría considerar como un delito. “Esto trae problemas legales de plagio y de seguridad”, planteó el especialista, e hizo hincapié en que “el derecho tiene que analizar esta nueva realidad y entenderla, para después poder regularla”.

El mercado en Argentina logró instalarse de manera satisfactoria. Si bien su evolución fue lenta, su crecimiento fue notable. Hay emprendimientos que fracasaron pero, los que se mantienen en pie lo hacen de una forma sólida y activa. Tubaro puntualizó en que “es un mercado un poco duro y competitivo, porque no hay mucha demanda”, y se refirió a que todavía no todos saben usarla.

En el país, el mercado está más orientado a diseñar y a dar servicio de impresión, más que a crear soluciones de distintas índoles, como las prótesis. “Los costos acá, por un tema de importación, son muy caros. Hay mucha diferencia entre los precios locales y los de otros países, como Estados Unidos; allá es muchísimo más barata”, explicó.

Hobby

Muchos incursionan en las impresoras 3D por hobby y terminan haciendo un propio emprendimiento. David Cimino, gerente de Chimak 3D y 3D Insumos, remarcó que “lo interesante es que muchas personas, de edades diferentes, se acercan a la impresión 3D: desde adolescentes hasta personas mayores y si bien los objetivos por los cuales utilizan las impresoras son muy distintos, todos dicen terminar ‘enamorados’ de esta tecnología”.

Sin embargo, opinó que a la impresión 3D le falta todavía irrumpir de lleno en la vida cotidiana de la gente, aunque “dentro de unos años todos vamos a tener una impresora 3D en nuestras casas, que nos va a ayudar a solucionar problemas cotidianos”. Esta herramienta promete cambiar al mundo. Impactará en la economía, en el trabajo y en todas las áreas del quehacer humano. ¿Estamos preparados para esta revolución?

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