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13 de septiembre de 2017

Soledad Villamil se prueba el traje de compositora

Actriz y cantante, presentará su cuarto disco, el primero con canciones propias.

Soledad Villamil revela a través de su disco Ni antes, ni después aspectos de su mundo musical hasta ahora desconocidos. “No estaba segura de hacer un trabajo solo con composiciones mías; en realidad mi duda era cuánta música original y cuántas versiones iba a grabar hasta que le pedí a Matías Cella que lo produjera y ahí viví el primer cambio, ya que aceptó pero con la condición que de grabar mi música. Lo viví como el espaldarazo necesario para lanzarme a hacer este trabajo”, cuenta la artista que tiene en sus diez años de trayectoria dos premios Gardel, uno por Soledad Villamil canta (2008) y otro por Morir de amor (2010).

Villamil presentará su cuarto trabajo Ni antes, ni después hoy, a las 21, en el Xirgu, Chacabuco 875, acompañada por Matías Cella en programaciones y guitarra, Ariel Polenta en teclados, Ramiro Cubilla en guitarra, Pablo Giménez en bajo y trombón y Cristhian Faiad en batería. Para la cantante, este disco representa la culminación de un trabajo de varios años, aunque también admite que hubo músicas que entraron al final del proyecto. “Hay canciones que fueron madurando; soy de componer primero la música y hay temas que tiene bastante tiempo encima; otras como Para siempre, la escribí pocos días antes de grabar. Tuve que elegir cuáles iban en este disco y cuáles tenían que quedar afuera”, señala.

-Hay en algunas músicas, como por ejemplo “Temporada” o “Ya no hay vueltas atrás” un color cercano a Charly García ¿Podés reconocerlo?

-¡Es todo un halago! Compongo de una manera natural, no estoy pensando en nadie cuando hago una secuencia de acordes o toco simplemente, pero es indudable que la música de Charly García proviene del sótano de mi inconsciente; su música atraviesa toda mi vida, siempre lo escuché y, evidentemente, aflora sin darme mucha cuenta.

-¿Mientras componías sentías que te alejabas del tango o ya estaba decidido cambiar el rumbo musical?

-Nunca me sentí tanguera; canto tangos pero sin tener esa actitud de pertenecer a ese mundo. Mi disco anterior, Canción de viaje, no es de tangos y cuando me puse a componer surgió lo propio, que no es el tango. No me veo escribiendo un tango; cuando compongo o escribo una letra tienen que ver conmigo, con una mirada propia o la historia que despierta una imagen como Niña africana, las letras son pequeñas historias, a veces con un cierto humor, como Temporada.

-Hay un tema dedicado a una genial escritora uruguaya, Marosa Di Giorgio ¿Cómo nació “Las Rosas de Marosa”?

-Hace mucho tiempo estuve con un proyecto de leer escritoras rioplatenses y recuerdo que María Inés Aldaburu me alcanzó algunas, entre ellas Marosa Di Giorgio, la cual me fascinó desde el principio. Resulta que un día estoy tocando, componiendo y la música que voy haciendo me resulta extraña y recordé de pronto a Marosa y su espíritu erótico, lisérgico, así que le dediqué el tema. La sentí dando vueltas cerca de mí.

Mientras se prepara para el último ensayo antes de su actuación en el Xirgu, Villamil cuenta que sigue componiendo. “Tengo algunas ideas, fragmentos, una melodía. ¿Sabés? Soy de grabar lo que voy tocando, unos acordes, una melodía y de esa manera trabajo lo que luego serán canciones” añade.

Mientras va desarrollando un interesante camino musical, no descuida lo actoral aunque el teatro, tan absorbente como lo es, lo tiene a un lado. En 2016 actuó en la segunda temporada de serie de televisión La casa del mar y este año filmó el thriller Las grietas de Jara, con Oscar Martínez y Joaquín Furriel y dirigida por Nicolás Gil Lavedra y que se estrenará en enero de 2018.

Una cantante expresiva, de fraseo elegante y con una fuerte capacidad de transmitir, principal virtud de un artista. Sus discos anteriores mostraron a una artista sensible, tal como lo dejaban en evidencia sus personajes en teatro, cine y televisión. Desde aquel momento, en 1998, cuando debutó en el espectáculo Glorias Porteñas, abriéndose al mundo de la música, mostró un genuino crecimiento hasta Ni antes, ni después, donde toma el siguiente riesgo y se prueba el traje de compositora.-

 

 

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