MÙSICA
1 de septiembre de 2017
Los Pericos: "Nos dolió la forma en que se fue el Bahiano"
En más de tres décadas con la música, el grupo de reggae más exitoso del país atravesó todas las etapas. Entrevista con dos de sus integrantes, Willy Valentinis y Topo Raiman.
Nacieron en 1986 para convertirse en los grandes referentes del reggae en la Argentina, al punto que fueron nombrados embajadores en el país donde nació este género: Jamaica. Con integrantes que muchas veces se fueron sincronizando por casualidad, Los Pericos tuvieron en todo este tiempo distintas formaciones. Por caso, fueron liderados por Bahiano, quien produjo una fricción al alejarse del grupo en los días de gloria, y Guillermo Bonetto, ahora en Los Cafres, también fue parte de la banda.
Pero con uno o con otro, con éste o aquel, la fórmula siempre fue exitosa. A los veinte años del primer recital ya habían superado los dos millones y medio de discos vendidos, alcanzando las 2000 presentaciones en vivo.
Hoy Los Pericos suben al escenario con Diego Chapa Blanco, Juanchi Baleiron, Gastón Moreira Goncalvez, Marcelo Blanco, Ariel Topo Raiman y Guillermo Willy Valentinis. Y tras un largo recorrido, celebran sus 31 años en la música con un disco nuevo, una exposición de fotos y un documental que será estrenado en octubre, además de la presentación especial que están preparando.
¡Porque el show debe continuar! Y el éxito también.
—Con el paso del tiempo, ¿disfrutan más de lo que hacen?
Willy Valentinis: —Algunas cosas las valorás más. Tenemos una historia muy particular con un principio muy exitoso, algo que no es normal: creo que fue el disco debut más exitoso en Argentina, junto con uno de Los Twist. Llegamos muy rápido a tener todo eso, y entonces la valoración se da más con el correr del tiempo.
—¿Se emocionan al ver lo que lograron?
Topo Raiman: —Sí, totalmente. Hay varios momentos que lo ves y decís: "¡Qué bueno estuvo eso!".
Willy Valentinis: —Muchas cosas las recordás como si hubieran sido hace poco, y de golpe pasaron 12 años o 14 años. Es mucho tiempo. Te emocionan los momentos vividos, los lugares a los que hemos llegado. Te emociona estar ahora a punto de sacar un disco en vivo, con invitados increíbles. O haber hecho el Cosquín con todos los grupos que se sumaron diciendo que es buenísimo participar con nosotros, y que gente que vos admirás se sienta copada de que los llames.
—¿Les dolió cuando se fue el Bahiano? ¿Cómo lo tomaron?
Topo Raiman: —Obviamente. Nos dolió la forma. Y también nos dolió que era un momento lindo del grupo: acabábamos de hacer cinco Luna Park y dos Gran Rex.
Willy Valentinis: —Creativamente estábamos muy bien. Y fue como si de golpe, de la nada, se te desarma todo. Aunque nunca pensamos en parar, fue una sensación muy desequilibrante, como que te sacan la red de abajo y no sabés si te caés o no. Veníamos de algo que estaba muy bueno y de golpe estábamos pensando cómo seguirlo.
—¿Y cómo siguieron?
Willy Valentinis: —Seguimos adelante. Ya pasaron 13 años y la verdad que muy bien. Fue un milagro de la naturaleza porque era casi imposible en ese momento. Ahora es más normal, pero en ese momento fuimos el primer grupo que siguió sin un cantante emblemático. Lo loco es que se nos empezaron a abrir otros mercados.
—Antes de empezar la nota hablábamos de la locura de las fans. ¿Qué fue lo más loco que hizo una fanática por el grupo?
Willy Valentinis: —¡De todo!
—¿Una historia que puedan recordar?
Willy Valentinis: —Nosotros tenemos una fan chilena que ya es muy amiga nuestra, que se llama Droopy porque está en todos lados. Yo soy muy fan de River, y en una época jugaba el chileno (Marcelo) Salas. Una vez por año, íbamos a tocar a Chile. Y ella me juntaba todas las cosas que salían del chileno Salas allá. ¡Imaginate! Carpetas enormes que me las juntaba solo para mí. O anotaba en un cuaderno qué le habías dicho. Es re loco.
Topo Raiman: —Me acuerdo de una anécdota de Marcelo (Blanco). Una fan vivía muy cerca de donde tocábamos hace mucho tiempo en Monroe y Cabildo. Y ella lo siguió hasta la casa y le tocó el timbre diciéndole que era su esposa. ¡Y él estaba con sus hijos y su esposa! O bajaba y estaba ahí, en la puerta, esperando. Pueden pasar esas cosas.
—Por eso no tenés Facebook…
Willy Valentinis: —Nunca tuve, pero no es por los fans. Yo amo a los fans, los quiero, y obviamente el mil por ciento no son así. Esa fue una loca que le tocó a Marcelo. Pero tal vez mañana me hago una cuenta, no digo que no, pero veo demasiada sobreinformación en las redes y demasiada desconexión humana que hoy en día no me hace falta. En la mesa, prefiero estar hablando con el que tengo al lado en vez de estar mirando el teléfono. Ya con WhatsApp y con 20 mil noticieros tengo mucho. Estar aparte pendiente de lo otro es una sobreinformación que me a mí no me sirve.
—¿No tenés ninguna otra red social?
Willy Valentinis: —Nada. No es una pose. No me molesta.
—¿Qué te genera Instagram?
Willy Valentinis: —Veo gente que termina viviendo para Instagram. Y no vive. Hace las cosas para poderlas mostrar: lo lindo es vivirlas. Una vez fuimos con los chicos a Europa, en esa época tenía una cámara gigante y filmaba todo. Después terminé con que había un libro con un fotógrafo espectacular, mil veces más simple, y al final no había vivido nada. Lo único que había hecho era filmarlo para después revivirlo. Y lo lindo es vivirlo.
Topo Raiman: —En Instagram vos sos quien querés ser. Y mostrás lo que querés: te puedo mostrar que siempre soy un ganador, que soy el mejor, que como bárbaro, que soy un genio…
—¿Y qué les pasa con la instantaneidad que se vive hoy?
Topo Raiman: —Nosotros venimos de una generación donde tenías que esperar el episodio de lo que querías ver, y hoy no lo hacés. Venimos de la época que había que esperar una semana para ver una foto, y teníamos rollos de 12 fotos.
Willy Valentinis: —Comprabas un disco, lo ponías y lo escuchabas un poquito; era buenísimo el disco. Ahora es inmediato. Ya tenés toda la discografía de todo el mundo. Cuesta un poco más valorar las cosas.
—¿Por eso hay menos tolerancia al fracaso, a que las cosas no salgan?
Willy Valentinis: —Por supuesto. Es obvio que en lo primero que empezás vas a fracasar. También hay un rango de lo que uno llama fracaso. Esta generación tiene que entender que es muy raro que a un tipo que le ponés la guitarra le guste de una, porque le van a doler los dedos, va a descoordinar, es difícil. O sea: esas cosas las vas logrando con el tiempo. Esa paciencia la tienen que tener porque luego la disfrutas más. Después te enamorás de la cosa. Es lo que tanto se habla de la zona de confort, en donde uno no siente esa frustración primaria que tiene al encarar algo nuevo. Y eso nuevo no te viene a buscar casi nunca: vos lo tenés que ir a buscar. Entonces es difícil que vayas a buscar algo que te va a generar una frustración; es mejor quedarme donde estoy más cómodo. Si vos estás ya acostumbrado a todo es difícil bancarse ese pequeño período.
—Una vida editada.
Willy Valentinis: —Una vida editada… La vida interactuada tiene sus frustraciones como las tiene el matrimonio, la relación con tus hijos, con tus padres, con los amigos, porque es la vida y tiene esos vaivenes. Pero también tiene la parte feliz, la parte real que tiene más gracia para mí. Pero todo tiene gracia, todo hay que saber agarrarlo. No esclavizarse. No endrogarse detrás de un teléfono todo el día.